¿Quién debe ser presidente?

banda presidenteLos recolectores de basura chilenos están en huelga. Y con lo cochinos que somos en este país  muy pronto estaremos sumergidos en medio de los residuos más inmundos. Bueno, un poco más que siempre, en verdad, basta con salir y mirar para cualquier lado para encontrar muestras de todas las especies de desperdicios imaginables. Y lo peor, es que ya lo tenemos integrado como parte del paisaje cotidiano. Pero esta vez las consecuencias pueden ser más críticas, si esta situación se prolonga. Me recuerda una historia que voy a relatar acá. Probablemente es conocida de muchos, pero muy significativa dentro de su pretendida hilaridad.Los diferentes órganos del cuerpo hacen un congreso para elegir al presidente del organismo. Están todos presentes, pero la vesícula fue excluida. Le salió un cálculo y le pidieron que abandonara la sala. No estaba en condiciones de votar. El riñon izquierdo hizo la primera moción de orden: pidió a la asamblea que decidiera que alguno de los órganos pares fuera el juez de la votación, ya que ellos no podrían ser presidentes de a dos. El mandatario debería ser un órgano único. La sala votó a favor y por aclamación se escogió al pulmón derecho para que dirigiera el acto. El tenía aires de superioridad y se le respetaría.

¡Atención órganos! – clamó el pulmón derecho con un gran resuello – ha llegado el momento de que los candidatos hagan sus propuestas. En primer lugar, se postula el corazón y le otorgo la palabra.

Dando un ágil extrasístole el corazón subió al podio. ¡Amigos! – comenzó – ustedes saben que no pueden vivir sin mi. Sin mis latidos no hay vida. Yo soy el que debe dirigir al cuerpo. ¡Voten por mí, prometo no infartarme nunca! – y se sentó.

¡Momento! – gritó la columna -. ¿Y yo? ¿No soy la que permite que todos se paren y anden erguidos en las dos piernas? Si no estuviera se arrastrarían como un gran gusano. Yo debo ser quien presida.

¡No, muchachitos! Calma, calma, se están olvidando de mí. De la «panita». Sin mi se mueren, sufriendo mucho y lentamente. Y en plenitud, soy el que permite que todos se diviertan. Por lo tanto, yo, el hígado, me merezco ese rol.

¡Ja, ja ja! – dijo el cerebro -, yo he estado calladito y riéndome para adentro escuchando todas las pelotudeces que han dicho. Todos ustedes dependen de mí, para que sepan y lo tengan bien clarito. Sin mi…no son nada. ¡Nada! Yo siempre he sido el que da todas las órdenes. Así es que no hay necesidad de votar, deben aclamarme ahora.

Todos los demás órganos se miraron, el bazo enrojeció un poco más, el ojo derecho derramó una lágrima de emoción y las mandíbulas castañetearon invitando a las manos a aplaudir, contagiando a todos.

¡Cerebro, cerebro! – exclamaron ruidosamente. Y el pulmón derecho tomó la banda presidencial acercándose al cerebro. En ese momento un sonoro pedo los hizo callar a todos.

¡Perdón! – dijo el ano – yo, el poto, quiero ser el presidente del cuerpo. Tengo algunos méritos escondidos por allí…- ¡Cállate! – le gritó la tiroides con un alarido que sonó algo histérico – qué asco, ándate de aquí, poto sucio – . Estás de chiste, dijo la parótida derecha, escupiendo una baba hacia un costado -. Sí, es cierto – opinó el estómago – es mejor que te vayas. Estás alterando los ánimos y contaminando el ambiente. Y, por lo demás, la decisión ya está tomada.

¿Ah, sí? Bien, si así lo han determinado, me voy. Que asuma cualquiera. Me da lo mismo. Yo, tranquilito no más. TOTAL, CUANDO TODOS ESTEN CON LA MIERDA HASTA EL COGOTE , SOLITOS ME VAN A IR A BUSCAR…

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