Si escarbamos un poco en la posible verdad histórica de esta fiesta, podríamos encontrarnos con realidades desmitificadoras de esta tierna leyenda. Primero, la comunidad cristiana de Roma en el siglo IV, cuando ya el catolicismo era la religión oficial del Imperio, a través del papa Gelasio I, consideró oportuno crear una fiesta cristiana para competir con la fiesta pagana de «las lupercales» ( de lupus, lobo o fauno) que tenían lugar el 15 de febrero y en las cuales se estimulaba la fertilidad de las mujeres golpeándolas, me imagino que amorosamente, con correas confeccionadas con pieles de cabra y perros que se sacrificaban para la ocasión. Acción censurable, sin duda, pero perfectamente aceptable según los cánones religiosos de la antigua Roma. Y que los cristianos deseaban anular compitiendo con ella con otra fiesta más aceptable. Esta astuta estrategia del cristianismo fue también practicada en tiempos de Constantino con otras festividades, como la del «Sol Invictus» y las «Saturnalias» que tenían lugar alrededor del 25 de diciembre (¿les trae algún recuerdo esta fecha?). Pero esa es otra controvertida historia que no viene al caso, más que como ejemplo, en este artículo. Em todo caso, la Iglesia sacó del calendario litúrgico este día en el Concilio Vaticano II en 1969.
Sin embargo, la costumbre ya estaba arraigada en el fervor popular y la festividad fue variando poco a poco hacia la celebración del amor y la amistad. En la Edad Media estuvo ligada al concepto del amor cortés, idealizado, romántico y caballeresco y se asoció paulatinamente al dios romano Cupido (Eros griego). Poco a poco se fue despegando de su inicio cristiano, pudiendo llegar así a regiones y países con otras religiones y costumbres que vieron en esta festividad una oportunidad magnífica para celebrar el día de los enamorados y la amistad.
Me veo en la obligación de exonerar al emperador Claudio de su presunta crueldad al condenar a muerte al noble Valentín. Claudio no persiguió a los cristianos, eso es realidad histórica, pero ya el año 50 había múltiples comunidades cristianas en Roma que entraban en pugna con comunidades judías, causando desorden y alterando la respetada pax romana. El emperador sacó un decreto expulsando a los cabecillas revoltosos. No más que eso. No hubo persecuciones a los cristianos durante el reinado de Claudio.
Me permito entregar para todos un poema que podría contribuir para adornar una gran celebración de muchos enamorados en este día.
CUPIDO
El amor golpeó a tu puerta
y yo fui su mensajero
que junto al primer «te quiero»
tu ansia dormida despierta.
He llegado para amarte
desde el país de los sueños
y vengo a comunicarte
que soy, ahora, tu dueño.
Te daré ternura inmensa,
seré fiel enamorado
del amor más deseado,
de la pasión más intensa.
Podré darte así la fuerza
de todas las rocas del mar,
y no habrá viento que tuerza
tu gran aventura de amar.
Déjate por mí seducir,
entrégate a la invitación
que en esta flecha va a salir
al centro de tu corazón.
Seré el vino y también agua,
seré la luz que te guía,
seré el calor de la fragua
que funda tu alma en la mía.